El problema
La crisis había acabado con más del 60% del comercio y hostelería de una importante ciudad de servicios.
La solución
Descubrir el miedo al fracaso y la desorientación que bloqueaba la iniciativa de autónomos y pequeños empresarios y empresarias, así como los nuevos servicios públicos y privados que sí se iban a demandar en el nuevo modelo social que estaba emergiendo fue clave para poner en marcha políticas públicas que orientasen y diesen confianza a los nuevos emprendedores y emprendedoras.
El proyecto descubrió también nuevos valores de convivencia social emergentes, en una amplia representación del colectivo ciudadano, dotando a los gestores municipales de datos que permitían cambios vanguardistas en las ordenanzas municipales, con la certeza de alinearse con los vecinos.