La pandemia causada por el Covid19 en todo el mundo supuso un catalizador de cambios que venían gestándose desde hacía tiempo en el ámbito de la estrategia empresarial. Pero el teletrabajo fue uno de los más visibles. Exigió consolidar o acelerar las inversiones y desarrollos tecnológicos que permiten trabajar en remoto y desarrollar la digitalización a todos los niveles.
En muchas organizaciones ha supuesto un descubrimiento y aportado beneficios tanto para la empresa como para el personal, que compensan las desventajas. Desde el ahorro en la disposición de espacios físicos o en desplazamientos, a las oportunidades que brinda a la conciliación familiar.
Aunque las condiciones sanitarias mejoren, en muchos casos el teletrabajo ha llegado para quedarse. De hecho, se ha identificado una tendencia por parte de determinados trabajadores a plantearse la continuidad en el puesto si su empleador les obliga a volver a la oficina y perder la flexibilidad ganada.
Riesgo de decisión subjetiva
A la hora de implantar el sistema de teletrabajo en la empresa, el problema puede surgir cuando se decide qué puestos serían susceptibles de teletrabajar en función de las personas que los ocupan en un determinado período temporal, lo que implica un sesgo de los directivos que toman la decisión en base a criterios meramente subjetivos.
Un proyecto adecuado de esta naturaleza debería determinar de forma objetiva qué puestos de trabajo son susceptibles de acogerse a la modalidad de teletrabajo de forma completa o mixta y cuáles no, con independencia de las características de las personas que los desempeñan en cada momento. Algo que resulta clave en las relaciones con el comité de empresa, especialmente cuando el teletrabajo forma parte del convenio.
Criterios científicos
Con este objetivo, Tarazaga ha creado un modelo de análisis de ocupaciones que permite objetivar la aplicación del teletrabajo a cada puesto en función de 3 categorías: posibilidad de digitalización de las tareas asociadas al puesto en cuestión, facilidad de supervisión de dichas labores de forma indirecta, y grado de autonomía en la ejecución de las funciones que comporta.
El análisis de puestos incluye una valoración cuantitativa que define para cada uno de ellos su idoneidad para realizarse bien en la modalidad de teletrabajo completo, con una fórmula híbrida que compagina trabajo en remoto con asistencia a las instalaciones de la empresa, o solo presencial.
A partir de esa investigación, Tarazaga elabora un informe de resultados y recomendaciones que incluye la matriz de teletrabajo de todos los puestos considerados, indicadores de seguimiento del teletrabajo, características personales que propician el teletrabajo, así como guías de actuación, tanto para directivos y mandos como para los propios trabajadores.